múltiples soluciones

Frente a las arquitecturas de gran dimensión en planta, cuyo centro generalmente es un gran vacío, las construcciones que persiguen la verticalidad recurren a un centro masivo y compacto. Si en unos es la luz estructural el reto a dominar, en los otros será el exceso de carga vertical el problema a resolver. Será el alma de estos edificios, su núcleo central, el que intentará absorber la desproporción de su carga y trasladarla al suelo.

Las estructuras arbóreas de la botánica, han resumido bien esta forma de enfrentarse a la gravedad, que templos como la pagoda china de Guilin, o la pagoda japonesa de Nara han reproducido imitando su verticalidad y su flexibilidad.

En 1953, Jorn Utzon participó en el concurso para la construcción de un pabellón en el área de Langelinie, con una propuesta que reinterpretaba en clave moderna esas arquitecturas de la tradición clásica oriental.

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El proyecto se resume en una pieza vertical de carácter escultórico, en el que las plantas se apilan unas sobre otras buscando ganar altura. El pabellón se materializa como una torre alta que consta de diez plantas, en la que cada forjado es un disco de diferente tamaño, dispuestos uno encima de otro y conectados por el núcleo central que alberga escaleras y ascensores. Un muro cortina de cristal resuelve la fachada ofreciendo una vista libre de 360 grados sobre el puerto, el mar, y la ciudad. Utzon estiró el programa del pabellón hacia la vertical, para que la torre subiese por encima de los techos de la ciudad de cinco pisos y de ese modo el nuevo edificio se relacionase con las maravillosas torres de Copenhague.

En el núcleo circular de la torre se agrupan los ascensores y montacargas, aseos y vestuarios, salidas de emergencia, patinillos de instalaciones, así como todos los elementos servidores. En todos los niveles alrededor de este núcleo se van acomodando los espacios principales del programa del concurso, siempre volcados al exterior, generosamente iluminados y ventilados.

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La torre ocupa una superficie mínima en planta gracias a que únicamente su núcleo central ocupa realmente suelo. Esta solución le permite a Utzon situarla tan cerca del agua que los visitantes del restaurante estarían en contacto con la superficie del agua y las reflexiones de luz sobre ella. Del mismo modo, debido a la pequeña planta de la torre, un punto sobre el plano el camino de acceso se simplifica en una línea recta ideal que une ese punto con el centro de la ciudadela de Copenhague.

La propuesta de Utzon obtuvo el tercer premio y el proyecto ganador construido por Eva y Niels Koppel ocupa con su rotundidad, belleza y horizontalidad miesiana el solar desde 1958. La arquitectura siempre ofrece múltiples soluciones y en ocasiones solo puede soñarse con alguna de ellas.

NOMU _ iñigo garcía odiaga _ 09.05.2017

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[Dibujo de la propuesta del Pabellón Langelinie de Jorn Utzon. Sección por el núcleo central. Vista del interior sobre el atardecer de Copenhagen. Maqueta de la propuesta.]

espejismos

Percibir la realidad, entender lo que ocurre es fundamental para enfrentarse a la tarea de vivir, pero también se torna fundamental para afrontar la comprensión de la arquitectura. Muchos son los campos que han estudiado los fenómenos de la percepción, la física, la medicina, la geometría o la filosofía, han intentado concretar cuales son los fenómenos que intervienen en nuestra comprensión del mundo que nos rodea. Al fin y al cabo la percepción no es otra cosa que la manera en la que nuestro cerebro interpreta los diferentes estímulos que recibe a través de los sentidos para formar una impresión consciente de la realidad del contexto por el que nos movemos. Son por tanto un conjunto de procesos químicos, nerviosos, pero también mentales y analíticos,  mediante los cuales una persona selecciona, organiza e interpreta la información proveniente del exterior para basándose en su conocimiento, intuición y lógica, responder o actuar ante las diferentes situaciones que se plantean en nuestra cotidianeidad.

Pero evidentemente cada campo científico o artístico ha hurgado en los mecanismos de la percepción con sus propios fines. Unos para afinar nuestro organismo como la medicina, otros para llevarlos a las tecnologías más punteras como en el caso de la física, y otros para alterarlos, jugar con ellos como sucede con el arte o la propia arquitectura. Juguetear con los mecanismos que rigen la percepción del espectador supone para el arquitecto la posibilidad de organizar un mundo de sorpresas o desequilibrios que retan a la seguridad que el conocimiento previo del mundo nos rodea. Desde Borromini alterando la perspectiva en la Galería Spada hasta el maestro Escher con sus mundos geométricos pero imposibles, han jugado con esos mecanismos que nuestro cerebro está tan acostumbrado a surcar que cuando topa con ellos no es capaz de interpretar realmente.

El artista estadounidense Doug Aitken ha construido una pequeña estructura en forma de casa, revestida de arriba a abajo con placas metálicas espejadas, en el desierto de Palm Springs. La obra, a medio camino entre la arquitectura y la escultura, lleva el título de Mirage, espejismo, y reconstruye a modo de arquetipo la abstracción de una casa americana unifamiliar suburbana. Sus fachadas se recubren de superficies que reflejan el entorno y camuflan la estructura, produciendo en el espectador una suerte de espejismo, de desajuste de la percepción. De algún modo el paisaje parece en ocasiones fluir apoderándose del volumen construido, desdibujando sus límites, eliminando su materialidad. No se sabe si el paisaje ha reabsorbido la arquitectura, o si por el contrario es la obra construida la que se ha apropiado del marco natural.

NOMU _ iñigo garcía odiaga _ 25.04.2017

 

[ Diferentes imágenes de la instalación Mirage, de Doug Aitken en el desierto de Palm Springs.]

la casa del fin del mundo

En 1996 Smiljan Radic construyó en la Isla Grande de Chiloé un refugio, apenas una pequeña estancia bautizada como Habitación, y tal y como el propio Radic ha afirmado: “Para llegar a un refugio hay que hacer un esfuerzo físico, sin esa sensación de distancia no existe refugio.”

En el caso de la Habitación, su alejamiento respecto de lo urbano establece esa distancia, física y mental, debido a dos factores su ubicación y el esfuerzo de su construcción. Ubicada en la zona de San Miguel, el proyecto hereda ese sentimiento de lejanía del carácter remoto de la región, debido a su condición insular, su cultura, su historia y su escasa población. Del mismo modo, la propia obra, y su proceso constructivo evidencian ese esfuerzo físico que Radic  reclama para su refugio.

Tendemos a pensar que la idea de reciclar es un subproducto de la cultura del consumo y la industrialización, pero en realidad tiene un origen ancestral. En las zonas de escasez, reutilizar es una ley de vida, una manera de sobrevivir sin desperdiciar energía y materiales. En esta zona remota del territorio chileno existe la minga, un ejercicio colectivo en el que los vecinos se apoyan para trasladar sus casas de madera de un solar a otro, e incluso de una isla a otra. El proceso se inicia desvinculando la casa de su lugar, se separa la construcción de sus cimientos, es colocada sobre unas vigas de madera que funcionaran durante el traslado como una plataforma de arrastre, y  se retiran las puertas y ventanas, para reforzar los huecos y el interior con puntales y cruces de San Andrés. Una vez asegurado que durante el traslado la estructura no se deformará en exceso, la casa es arrastrada con un gran esfuerzo físico. Mediante medios mecánicos, manuales o animales como las tradicionales yuntas de bueyes, la estructura comienza a deslizarse lentamente. Cuando el viaje se realiza sobre las aguas del pacífico sur, se espera un día de mar tranquila y mediante un pequeño remolcador la casa es trasladada flotando de orilla a orilla, para con cuerdas y poleas proceder a su traslado definitivo.

Desde el punto de vista constructivo, la Habitación, es en definitiva una estructura reticular constituida por bastidores de madera de escuadría homogénea. Esta estructura portante soporta la cubierta y formaliza la fachada, al mismo tiempo que sirve como estantería hacia el interior. En un primer momento el edificio contaba con tres volúmenes sobre la cubierta transitable, que resolvían un pequeño cuarto de instalaciones, la llegada de una escalera de mano y un espacio para asomarse sobre el bosque. Estos volúmenes fueron retirados y en su lugar se construyó una cubierta textil roja a dos aguas, que transforma la cubierta en un espacio interior cerrado y translucido bañado en un color rojizo. Una imagen que Radic extrae de las carpas circenses y que ya había ensayado en su propia vivienda en Santiago de Chile, y que transmite al proyecto la ligereza propia de estas construcciones efímeras.

Pero lo más llamativo es que para la construcción de la Habitación, se requirió de una minga tradicional, de un gran esfuerzo para salvar la distancia del lugar. Las tablas de madera de la estructura fueron transportadas desde Santiago en camión a lo largo de unos 1.100 km. Luego un transbordador las llevó hasta una playa cerca de San Miguel, donde mediante la utilización de un bote se fueron llevando hasta un desfiladero de unos 40 metros de altura. Allí se montó un mecanismo con poleas, cuerdas y una pareja de bueyes para trasladarlas hasta el lugar donde le construyó la casa. Se tardó cinco meses para completar el traslado de la madera y el vidrio que construyen la casa.

Parece que ese movimiento del lo edificado lo desafecta del lugar y lo vuelve independiente, pero en realidad genera que más que a un lugar la arquitectura pertenezca a un universo. La Habitación es por tanto producto de ese mundo lejano del fin del mundo en el que reutilizar es ley de vida, en el que una pequeña estancia con un toldo rojo se convierte en un refugio en medio del bosque.

NOMU _ iñigo garcía odiaga _ 11.04.2017

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[ Portada: La Habitación, San Miguel en la Isla Grande de Chiloe, Smiljan Radic, 1996. El traslado de dos casas en la región de Chiloe, por tierra y por mar, tradición popular de La Minga.]

ladrillo textil

En 1860, Gottfried Semper publicó su obra cumbre Der Stil, El Estilo, un texto en el que ligaba el origen primigenio de la arquitectura al origen de las técnicas textiles. Aquel hombre primitivo capaz de entrelazar tallos o fibras naturales, y alternarlos produciendo patrones en función de su textura o color, pasó fácilmente a trenzar ramas o cañas para construir cercados o pequeñas empalizadas. Según la teoría de Semper, bajo una tesis evolutiva similar a la elaborada por Charles Darwin, esos cerramientos textiles irían incorporando materiales más evolucionados como la madera, la piedra o la cerámica, pero manteniendo los patrones decorativos heredados de su origen textil. En cierto modo, Semper establece la lógica de un proceso según el cual se pasa de cubrir el cuerpo, a añadir otra capa que construye una cáscara en la que el cuerpo se mueve libremente, para posteriormente ir complejizando esa envolvente hasta formalizar una arquitectura, que siempre estará contaminada por su origen epidérmico y textil. En ese sentido la arquitectura siempre estaría supeditada al poder simbólico del revestimiento.

El estudio Monadnock recibió el encargo para construir en la plaza del mercado de Nieuw-Bergen un pequeño bar o cafetería. Las fachadas han sido realizadas con un ladrillo que presenta dos tonos, uno terroso de color verde y otro rojizo que contrasta con el anterior. Además se han aplicado gran cantidad de aparejos diferentes para construir todo un repertorio de elementos extruidos, arcos y perforaciones, el resultado es una fachada que presenta diversos patrones y dibujos geométricos similares al punto, a la estructura textil de telas y tejidos.

Gracias a ese despliegue expresivo la fachada se muestra en cierto sentido atemporal, rememora motivos y patrones antiguos pero desde una composición contemporánea. Es un objeto pequeño, abstracto y geométrico, observado desde la distancia, pero íntimo y lleno de matices bajo una inspección más cercana.

Estos juegos de patrones geométricos, le restan masividad a la fábrica de ladrillo, reduciendo así su impacto urbano y al mismo tiempo transformando la imagen del edificio en un elemento arcaico, antiguo en el sentido de primigenio, equiparando su fachada cosida para la ocasión con las vestimentas de aquel hombre primitivo capaz de tejer.

NOMU _ iñigo garcía odiaga _ 04.04.2017

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[ Portada: Representación de la cabaña caribeña, en Der Stil; Gottfried Semper. Edificio Landmark en Nieuw-Bergen del estudid Monadnock.]

mentiras piadosas

La verdad y la coherencia constructivas siempre han sido bien vistas por los ojos de la teoría arquitectónica. Que el exterior de razón de su interior, que lo portante lo sea y que lo añadido y superfluo desaparezca, son puntos a cumplir en aras de esa perseguida honestidad constructiva.

El edificio más conocido de Otto Wagner es sin lugar a dudas la Caja Postal de Ahorros de Viena. Los pisos superiores del edificio están revestidos de mármol, mientras que los dos inferiores ligan el edificio al suelo mediante un revestimiento de granito sueco. Las piezas pétreas del zócalo con una sección almohadillada, parecen deformarse bajo el peso de las plantas superiores, formalizando un elegante zócalo en el que la piedra se reivindica como un elemento capaz de soportar el gran volumen del edificio.

Pero lo más llamativo de la fachada es la retícula regular de tornillos que puntea toda la superficie de la fachada. A simple vista los tornillos parecen sujetar las losas de piedra a la hoja portante, pero lo cierto es que desde un punto de vista exclusivamente constructivo, sólo resultan necesarios mientras el mortero de agarre aún se está endureciendo. Por el contrario, una malla de tapones de aluminio que cubren los tornillos, brilla al atardecer construyendo un efecto de reflejos y brillos que parece restar peso a la masa del edificio. Todos esos tornillos se podrían haber retirado una vez las placas hubiesen quedado agarradas, aseguradas por el mortero, pero tal y como afirmó el propio Wagner la tornillería pone a las claras que el recubrimiento está realizado con paneles finos. En cierto modo, la mentira constructiva se convierte en una verdad lingüística, en una mentira piadosa.

El uso de esas fijaciones visibles aunque inútiles, habla con honestidad de un revestimiento que es lo más fino posible y que se comporta por tanto como un vestido. Un vestido que como ya había explicado Semper años antes, representa la verdad, ya que a diferencia de la mampostería no está supeditado a resolver el apoyo estructural del edificio y puede centrarse en responder a la belleza. A fin de cuentas, es este y no otro el objetivo de toda construcción.

NOMU _ iñigo garcía odiaga _ 21.03.2017

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[Portada: Fachada principal, Caja Postal de Ahorros de Viena; Otto Wagner.]

la arquitectura clásica de Frank Gehry

A Frank Gehry le gusta contar que su arquitectura tiene su origen en el lugar, en un lugar entendido de forma amplia, un lugar que comprende desde la situación anímica del país en el que se sitúan sus edificios hasta los vecinos que lo rodean, pasando por el paisaje, la cultura y las arquitecturas cercanas.

Gehry es hoy considerado un arquitecto artista, un constructor de formas, de artificios estéticos. Y su obra parece estar dominada por la repetición continuada de un lenguaje de gestos ya aprendidos, de pieles de metal retorcidas que sirven igual para revestir un museo o una bodega y que se exportan de un proyecto a otro casi sin ningún criterio. Esta visión es totalmente errónea, y curiosamente es también un producto del edificio que le consagró.

De este modo el increíble poder mediático del Museo Guggenheim ha sido un arma de doble filo, por un lado capaz de lanzar al estrellato una trayectoria como por otro capaz de aplastar bajo su imponencia todo el trabajo anteriormente desarrollado, hasta brindar una imagen irreal de su propio autor.

Frank Gehry es un arquitecto tremendamente culto, obsesionado por poseer el lugar, transformarlo y definir un nuevo escenario en el que representar una nueva realidad, lo que le conecta con los arquitectos del renacimiento italiano, y en especial con Francesco Borromini. Una condición que habla de la arquitectura como soporte y no como objeto artístico al servicio de la contemplación. Es por esta condición por la que si despojamos a la arquitectura de Gehry de sus voluptuosas formas y observamos sus fundamentos, encontraremos esquemas clásicos, renacentistas, barrocos o neoclásicos. Argumentos sobre el lugar, el paisaje o la escala urbanas, en definitiva motivaciones propias de la disciplina arquitectónica alejadas de esa aparente irracionalidad que algunos pretenden achacar a su obra.

El edificio Peter B.Lewis para la Escuela de AdministraciónWetherhead, cuyo proyecto se desarrolló entre 1997 y el año 2000, pone de manifiesto esta relación de su arquitectura con los modelos clásicos. Peter Eisenman ha comparado el edificio de Gehry con el Altes Museum de Karl Friedrich Schinkel, encontrando gran cantidad de similitudes como su estructura de palacio, el vacío central que organiza la planta, la posición de los espacios servidores o la supresión de los ejes horizontales.

En sus obras, la forma de desarrollar el acceso, el esquema de funcionamiento de la planta, las circulaciones, las relaciones con el espacio público o con la llegada de los visitantes son temas fundamentales que tal vez el desarrollo volumétrico del proyecto coloque en un segundo plano, pero son puntos de partida que ayudan a racionalizar la arquitectura.

Por este motivo, su obra no cuenta con una determinada caducidad, sino que más bien permanece inalterable a lo largo del tiempo ya que se asienta sobre principios invariables revestidos, eso si, de un lenguaje concreto y característico que evoluciona lentamente de obra en obra.

NOMU _ iñigo garcía odiaga _ publicado originalmente en 7K _02.04.2012

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encajar

Como fácilmente puede deducirse, encajar proviene etimológicamente, de meter en cajas, como una acepción especial de embalar, es decir de introducir en una bala o fardo. Al fin y al cabo se trata de disponer o colocar objetos convenientemente en el interior de cubiertas o envoltorios para que puedan ser transportados. Pero encajar también es regular, meter en orden, ajustar o estar de acuerdo con unas reglas.

De hecho al comenzar un dibujo se encaja, se trazan las cajas que albergarán las formas o las diferentes partes que construyen la estructura general. Mediante ese procedimiento la materia se ordena, se regula y se mete en el orden del papel. Al encajar la forma, el ojo y la mano han impuesto la geometría, la medida para poder abarcarla, abrazarla y representarla.

Pero del mismo modo la arquitectura puede también encajarse y ordenarse a priori. Le Corbusier lo intento con los trazados reguladores al igual que los griegos, los egipcios, Miguel Ángel o Blondel. Le Corbusier definió el trazado regulador como una satisfacción de orden espiritual que conduce a la búsqueda de relaciones ingeniosas y armoniosas. Relaciones que han servido para hacer cosas sólidas y de utilidad, cosas bellas que lo son a causa de esas mismas relaciones. Al igual que en la música en la que el ritmo mide y unifica, un trazado regulador construye y satisface. Ordena con proporciones matemáticas sensibles a la vista, los vínculos entre las partes, y entre las partes y el todo, garantizando la armonía que acompaña a la belleza. A fin de cuentas los trazados reguladores no buscan otra cosa que asegurar que todo encaje.

NOMU _ iñigo garcía odiaga _ 07.03.2017

tiempo constructor

En 1998 Peter Zumthor concluyó la construcción de la pequeña capilla de Sogn Benedetg. El Edificio venía a sustituir la iglesia barroca, construida en el pueblo suizo de Sumvitg que había sido destruida por una avalancha de nieve. La iglesia original sabía del riesgo al que se exponía por lo que uno de sus contrafuertes se había especializado en forma de proa para contrarrestar la fuerza de la caída de la nieve. Un aparcamiento de nueva construcción sirvió de tobogán artificial a la nieve acumulada y todo fue inútil.

La nueva capilla adopta una forma que recuerda el vértice apuntado de la original. Zumthor construye la forma a partir de una lemniskata y se vale por tanto de la función matemática para resolver la geometría de la planta y la contundente volumetría. El volumen se presenta en la ladera con un revestimiento continuo en el que la puerta aparece como un elemento añadido, tanto al exterior, como desde el interior donde dos pilares cortan el umbral de acceso anteponiendo la estática estructural al detalle particular del acceso.

Pero además Peter Zumthor cuenta con un poderoso aliado para construir el edificio, el tiempo. El revestimiento de pequeñas tiras de alerce no tiene ningún tratamiento, por lo que está expuesto con crudeza al clima de las montañas suizas.  La oxidación natural de la madera y el paso del tiempo han ido tiñendo de marrones oxidados y de colores plateados toda la superficie pero de manera irregular. La oxidación depende de los rayos ultravioletas, de los vientos dominantes y de la zona más expuesta a la lluvia por lo que el tiempo, lento pero imparable constructor, ha ido esculpiendo una variedad de tonos que enriquecen la superficie del edificio, en función de la orientación. Si el norte esta más expuesto al viento y la lluvia, el sur lo esta a la erosión que provoca sobre la madera el sol.

Así el envejecimiento ha ido creando una pátina en la envolvente que realza la forma de la capilla, su lado curvo queda matizado por la gradación de tono que adquieren allí las tejuelas de alerce matizando cada generatriz de la curva. En el lado opuesto, sobre la arista se encuentran de forma radical las dos orientaciones opuestas dejando allí en el contraste entre las piezas más y menos deterioradas el tiempo transcurrido y poniendo de manifiesto que el tiempo es quizás el mejor de los constructores.

NOMU _ iñigo garcía odiaga _ publicado originalmente VAUMM 04.05.2016

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tallar

Cuando en 1923 Sigfried Giedion pronunció su discurso frente a los estudiantes de diseño durante la semana de apertura de la Bauhaus, su mensaje principal fue el de “escuchar al material y destapar la vida oculta de lo amorfo”.

Para destapar el arte atrapado en la materia no hay que excavar sino tallar, por que tallar es cortar, pero también es dibujar, destacando lo importante respecto de lo superfluo. Constantin Brancusi explicó que taller era el verdadero camino hacia la escultura. Así lo demuestra en las diferentes versiones de El Beso, su respeto por el bloque era tal que estaba decidido a quitar la cantidad mínima de piedra para representar a una pareja abrazada. El esclavo inacabado de Miguel Ángel también da testimonio de esta manera de actuar. La pieza del reo, una de las cuatro que decoraría la tumba del Papa Julio II, parece intentar escapar de la masa de piedra que lo atrapa, como si el lento tallado del maestro únicamente retirase la materia que lo contiene. Ni el mejor artista tiene idea de lo que contiene en potencia un bloque de mármol dentro de su masa, declaró el propio Miguel Ángel, dejando claro que en el bloque pétreo hay una escultura latente y que el escultor no es su creador, sino únicamente su libertador.

Al fin y al cabo como en El Beso de Brancusi la materia abraza a la forma y sus características como la dureza, la textura o el peso no deben sólo verse sino sentirse para representar la verdadera naturaleza del material. Puede que cuando Brancusi afirmaba que el artista debe saber cómo sacar el ser que está dentro de la materia, no se refiriese a la pieza o escultura sino a la energía interior del bloque, a su esencia, su verdadera naturaleza, que en ocasiones será un esclavo, en otras un bloque geométrico y en otras una pareja imposible de separar.

NOMU _ iñigo garcía odiaga _ publicado originalmente VAUMM 22.04.2016

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bajar la mirada

Rechazar la mirada directa de los ojos puede ser síntoma de vergüenza o timidez, así suele interpretarse cuando alguien nos baja la mirada. Pero en algunas culturas como la japonesa es síntoma de respeto. Para el arquitecto este gesto puede ser de sumisión. Mies baja la mirada para meterse en el espacio y así adaptarse a la escala de la maqueta. Al bajar sus ojos, desciende el punto de vista y con él, el horizonte igualándose al del lugar construido con cartón, madera y metal del modelo tridimensional que ocupa su mesa. Se transforma así el arquitecto en usuario, en visitante que recorre el edificio proyectado y que con su mirada adiestrada intenta confirmar las sensaciones que en sus dibujos y bocetos previos había intuido.

La maqueta no es un objeto muerto, no es una representación que busca engrosar la figura publicitaria del arquitecto cuando coloque la primera piedra. Es por el contrario una herramienta, un material en el que construir el proyecto, probar las ideas, testar las formas, comprobar los volúmenes y corregir los errores. Es por tanto un boceto, del mismo modo que lo es un trozo de papel con un apunte, pero tridimensional y por tanto susceptible de ser recorrido con la mirada por sus entrañas, de modo que se anticipen los espacios futuros y que puedan ser reordenados por aquellos que los esculpen.

Frank Gehry lo hace con microcámaras como las de las endoscopias que recorren nuestro organismo durante una operación quirúrgica, pero Mies no disponía de esa tecnología y lo hace bajando la vista, escalando su mirada.

No siente vergüenza, sino respeto por el espacio que la arquitectura va a construir en un futuro.

NOMU _ iñigo garcía odiaga _ publicado originalmente VAUMM 06.04.2016

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